Cobijo Camijanes

Tu espacio de fauna en su estado y hábitat natural

domingo, 27 de octubre de 2013

Cavernas

Otro mundo se encuentra bajo la superficie. Años y años de ríos desgastando caliza nos ofrecen grandes puertas bajo la superficie. Las más nuevas, se encuentran aún al nivel del agua y por eso, solo son visitables en su periodo menos caudaloso. También existe el caso contrario. Las aguas subterráneas que llevan abriéndose paso entre los diminutos poros internos del terreno afloran en los ríos en aquellos lugares que han sido más permisibles a la disolución de la caliza y que han facilitado el paso del fluido, formándose angostas cavernas. Parece mentira, pero todo un ecosistema se forma en estos negros y húmedos lugares. Arañas, mosquitos, caracoles, hongos y vertebrados como peces, sapos y murciélagos se cobijan en la total oscuridad tanto diurna como nocturna. Y no es de extrañar, hay recovecos en algunas cavidades que no tienen nada que envidiar del más lujosos spa.


Surgencia semiactiva


Los bichos más grandes enseguida llaman nuestra atención; entran volando, rozándonos la oreja y desaparecen en las tinieblas. No les gusta permanecer cerca de las proximidades del aire libre, alguno queda colgado en la penunmbra de las entradas, pero la gran mayoría buscan lo más profundo y rebuscado de cada cueva para echar el sueñecito.


Murciélago ratonero grande (Myotis myotis).


Cuando penetramos en lo más interno, la primera familia de murciélagos que diferenciamos perfectamente al primer vistazo es el ´murciélago de herradura´, los denominaods Rinolophus por su exclusiva nariz. Son los quirópteros más abundantes de las grutas y cuevas que hemos visitado, podríamos pensar que son prácticamente cavernícolas. Decimos que los distinguimos tan bien porque son los únicos que se cuelgan totalmente de los techos con las garras de sus patas traseras y se cubren con sus vulgarmente llamadas alas (el patagio). Son la típica imagen que se nos viene a la cabeza a todos al oir la palabra murciélago.


Murciélago grande de herradura (Rinolophus ferrumequinum).


Hay gran variedad de murciélagos y dentro de cada familia muchas especies; más de las que podemos pensar. También es muy amplia la distribución y hábitat de los mismo. De esta manera suponen una sorpresa ahí donde se les encuentre. Como se aprecia en la imagen que hay bajo este párrafo, a veces nos pueden llegar a causar ciertos quebraderos de cabeza. ¿Qué haría un murciélago de ribera en una oquedad en lo más inaccesible de una cueva que antaño se utilizaba para encerrar el ganado durante las noches? La respuesta la puede dar el entorno, el clima y las características del refugio. Este tipo de murciélagos puede despistarnos con su nombre. Aunque lo llamen murciélago de ribera, no tiene porque vivir exclusivamente en los bosques de las orillas de los ríos y cobijarse en árboles como lo hacen los nóctulos. Al contrario, es extremadamente fisurícola. Simplemente se le dedica ese apellido ´de ribera´ porque acostumbra a cazar los bichos que se encuentran revoloteando sobre láminas de agua prácticamente estancas. Por tanto, no tardamos en descubrir no muy lejos de su cama diurna, un río que ante los escarpados cortantes se apresaba, y daba a este mamífero un lugar idóneo para vivir.



Murciélago de ribera (Myotis daubentonii) haciendo alusión a su caracter fisurícola.


Para nuestra sorpresa no todo son murciélagos e invertebrados. No es la primera vez que encontramos un sapo especializado en devorar los bichos que invaden las paredes y suelos cavernarios. Principalmente la fuente de alimento es polillas, arañas y babosas. Además el alto grado de humedad acondiciona aún más la calidad de vida de estos sapos de las cavernas.
 
 

Sapo común (Bufo bufo) encaramado en una colada estalagmítica.


Una cosa es irrebatible, observar quirópteros es una gran molestia para la especie. Debemos pensar que entramos en lugares que no hay ni un brillo de luz y con nuestras potentes linternas trastocamos el ambiente.Vamos, que sienten lo mismo que cuando nos despiertan de la siesta levantando la persiana de un tirón... Pero mientras no tengamos aparatos de visión nocturna esta es la única manera de observalos ¿Qué podemos hacer? como siempre dedicarles el mínimo tiempo y cambiar de ejemplar cada poco. Una buena práctica es dedicarse a aquellos que se encuentran más en las afueras, pues su descanso seguramente es más corto, están más activos, y por lo tanto la molestia es menor. Solemos cometer el fallo de centrarnos en el tema luminoso, el ruido es algo que les afecta mucho más, ya que no solo buscan la oscuridad al meterse en las más profundas oquedades, sino también el silencio.
 
 
Murciélago grande de herradura (Rinolophus ferrumequinum) a punto de echar el vuelo.
 
 
Uno puede pensar que la fotografía de murciélagos es una contradicción en si misma con la filosofía que debe tener un naturalista. Pero si se analiza no es así: una observación directa es más lenta y a la larga más molesta que una toma fotográfica con la que muchas veces se obtiene una identificación de la especie. Hay casos que con una imagen podemos otorgarle un nombre y apellido (si se buscan los detalles requeridos para tal ejecución), ahorrándonos esfuerzos mayores como manipular el animal. Es más, si hay quien sigue creyendo después de leer este post, que de alguna manera los murciélagos "se maltratan" por simple afición, que se pregunte cómo pueden llegar a realizarse fotografías de otros animales bajo un nivel de estrés considerable. Hablamos de la manipulación de todo tipo de herpetofauna, de la captura de animales para su fotografía en cautividad, de la ceba incontrolada o de la fotografía de alta velocidad en nidos.
Muchas veces nos encanta ver fabulosas imágenes de gran calidad y no hay que quitar meritos a nadie. Pero también hay que valorar o tener en cuenta las condiciones en que se ha realizado, no es lo mismo fotografiar un liron en plena naturaleza que capturarlo y hacer una maqueta falsa en tu casa. Sin embargo la naturaleza te regala escenarios preciosos, lo único que hay que hacer es buscarlos y romperse un poco la cabeza para encontrarlos.


Murciélago mediterráneo de herradura (Rinolophus euryale) entre jóvenes estalagtitas.

 
Con esta última imagen de un herradura solitario en la techumbre, cerramos la entrada de los grandes olvidados de nuestra fauna. Estos que unos repudian, otros desconocen y los más, simplemente ignoran.
Gracias por la visita, saludos a los lectores.

 

jueves, 26 de septiembre de 2013

Bosques escandinavos

El verano es la estación por excelencia en el norte europeo. Las extensas y frondosas masas forestales del sur escandinavo sufren la nieve, lluvias y gélidos vientos el resto del año. Por ello cuando el tiempo da un respiro, por corto que sea, la vida explota de energía y los aparentemente deshabitados bosques desatan su encanto. Para muchos animales es el único momento en el que pueden tener sus crías sin que un cambio atmosférico pueda ser fatal.
En las lindes de los bosques con las praderías, algún que otro tordo entraba y salía constantemente. Una vez eclosionados los huevos, toda la atención de los zorzales reales se centraba en conseguir dar de comer a su pollada. Entre los dos padres buscan insaciablemente las lombrices que bajo las herbáceas oxigenan las tierras.


Zorzal real (Turdus pilaris)

Los vuelos al nido desde su área de caza se hacen frecuentes para saciar a los pequeños. De vez en cuando la madre pasa unos minutos en el nido dando calor, colocando y adecentando el hogar. En cuanto todo está conforme no pierde un segundo y vuelve a la caza.


Zorzal real (Turdus pilaris) alimentando los polluelos


El nido de zorzal que mostramos, nos sorprendió por su proximidad a un camino entrante al bosque que utiliza la gente para sacar leña. Desde el mismo tomamos las fotografías, en España no recordamos ninguna ocasión de despreocupación por parte del animal semejante.


Estampa típica de la zona


Los menos preocupados, con sus crías ya de la mano, se dedican a armonizar el entorno de altos y robustos árboles que  forman el hábitat de gran cantidad de animales. Los carboneros y herrerillos, al igual que en el resto del continente europeo van y vienen con su abanico de cantos aflautados diferentes. Mientras los pequeños carboneros esperan en ramas cercanas a que los adultos vuelvan con algo de comida, los aún inmaduros herrerillos ya comienzan a aventurarse en búsqueda de los frutos y semillas que consiguen colgándose de las más delicadas ramas.


Carbonero común (Parus major)


Herrerillo común (Parus caeruleus) juvenil



Adentrándonos en la espesura, la luz se hace escasa y todo lo que nos rodea es una sombría postal en la que el musgo y los líquenes lo embaucan todo. Los pinos y abetos más altos proyectan la sombra necesaria para que junto a un alto grado de humedad, hayas, álamos, fresnos y todo tipo de árboles crezcan robustamente. En medio de este maremagnum de grandes troncos, la presencia de paseriformes disminuye, pero  picos y trepadores encuentran su paraíso. La comida y refugio se hace relativamente fácil de conseguir para ellos en un lugar así y los martilleos de cada ráfaga de picotazos se une a la armonía local.


Pico picapinos (Dendrocopos major)
 
 
Normalmente estos pájaros se delatan ellos solos. A parte del ruido que generan, podemos reconocer su posición observando los trozos de corteza que van soltando para llegar a los preciados bichos que bajo ella se encuentran. El picapinos suele picar la madera con mayor estruendo y con más asiduidad. Cuando encontramos un trepador azul, a menudo por sus ligeros silbidos, nos muestra sus movientos tan típicos en los que levanta el cuello y enseña su pecho que a diferencia del ibérico, en el norte lo lucen de color blanco.


Trepador azul (Sitta europaea)


Aunque a veces, lo que cae de las ramas más altas son restos de piñas de unas ardillas que precavidamente van preparándose para el crudo invierno. Otras veces las encontramos porque dejan colgando esa poblada cola mientras se alimentan de los frutos secos en las alturas, principalmente piñas.


Ardilla (Sciurus vulgaris) alimenándose de verdes piñas


Es frecuente por estos bosques, encontrar al pie de los árboles grandes cúmulos de las piñas trabajadas por las ardillas, en las que siempre dejan una punta intacta porque es la que tiene agarrada con las manos. A menudo una vez en el suelo, otros roedores las rematan.


Restos de piñas comidas por ardilla (Scirius vulgaris)



Pocos depredadores son capaces de llegar a semejantes alturas para cazar a uno de estos individuos. En tal caso, la depredación la harían por la noche fantasmas como la marta; ya que durante el día son vistos fácilmente. Por ello, la vida en la altura es relativamente tranquila, mientras que en el suelo cualquier momento puede ser el último. Para sobrevivir, si el camuflaje no es suficiente hay que tener un as en la manga. Las ranas esperan hasta el último momento en el que son vistas para dar un salto y ponerse a resguardo entre la maleza o cualquier oquedad.


Rana bermeja (Rana temporaria)


Muchas de estas ranas no andan lejos de núcleos de agua. Los bosques de escandinavia son conocidos principalmente por su poco desnivel y su consecuente formación de cantidad de lagos. En sus aguas se pavonea el somormujo lavanco. Como el rey del charco un ejemplar de esta especie se pasaba el día en medio del mismo, dando vueltas y buceando en busca de pececillos que comer.
En sus orillas un gran número de fochas tratan de enseñar a sus polluelos donde obtener la comida pasando desapercibidos ante posibles depredadores.


Focha (Fulica atra) con su polluelo


A estas latitudes se hace muy común la presencia de los córvidos. Carroñeros que aprovechan cualquier desecho para obtener su dosis energética. Siempre vigilantes desde las alturas, sus graznidos vuelven tétrico el ambiente con la caída del sol.


Par de grajas (Corvus frugilegus)


Cuando empieza a oscurecer, el propio bosque te dice que te vayas: Comienzan a salir con gran fervor todo tipo de mosquitos, baja tremendamente la  sensación térmica y la visión se hace difícil. De vuelta, clavando los zuecos en las espesas alfombras de musgo y llenos de picaduras, los duendes empiezan su juego. Un curioso corzo nos tiene vigilados y paramos la marcha para observar su belleza en ese idílico entorno.


Corzo (Capreolus Capreolus) vigilante

 
Atrapados por el espíritu del bosque descubrimos la magia del norte. Animales que igual no han llegado a estar en contacto con el hombre, o que en su caso no han tenido razón de sentirse amenazados, continuan su travesía sin disimulo entre las sombras del ocaso. Echamos la última mirada el uno al otro y desaparecemos del lugar para dejar el fluir natural del bosque a nuestras espaldas.


Corzo (Capreolus capreolus) en la espesura del bosque escandinavo
 
 
La ausencia del blanco escudo anal que acostumbramos a ver en los corzos de la península nos recuerda lo lejos que estábamos de casa. Pero por otro lado, nos enseña lo bien que se adaptan estos animales que podemos encontrar casi en cualquier parte de la geografía europea.
Saludos a todos y hasta la próxima




domingo, 15 de septiembre de 2013

Aves del Mar del Norte

Ordenando todos los archivos del verano hemos visto que tenemos pendiente exponer ligeramente cómo es la fauna que podemos encontrarnos con un poco de paciencia en el sur de Suecia. Hemos recorrido sobre todo bosques y visitado alguna bahía de la costa oeste. En esta primera entrada pensamos ilustrar el tema de las playas y dejamos para la próxima semana lo que podemos observar dentro de las masas forestales. Nuestra estancia en este país no fue meramente faunística, pero supimos aprovechar la oportunidad para desvelar algunos de los secretos naturales que guardaban los alrededores.
Aunque el país goza de bastante costa, la mayor parte de ella es en forma de cortados y acantilados. En estas formaciones muchas aves encuentran un lugar seguro para anidar. Pero después, cuando los juveniles son capaces de desplazarse, visitan playas y puertos donde abunda la comida fácil. Los más destacados de las jornadas que dedicamos a las acuáticas fueron los eideres. Blancos, marrones y negros. Indiscutiblemente el eider es identificado antes que por su color, por su pico; después de localizar unos cuantos ejemplares de plumaje negro dimos con este que ya se parece más al que todos conocemos.


Eider (Somateria mollissima) macho en el mar del norte


Al parecer, en verano lucen el plumaje oscuro y por eso nos costó tanto entre hembras (marrones) y oscuros dar con el auténtico. El cuál, no era más que un avanzado que ya estaba cambiando el plumaje. Por la zona se movían unos cuantos ejemplares, todos de manera independiente, aunque muchas veces compartían posadero y cocina con los cormoranes.


Eider común (Somateria mollissima) macho con plumaje veraniego


Grupo de cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo)


Como en cualquier ambiente marino predominaban las gaviotas. Aprovechando cualquier desperdicio que trae la marea para alimentarse, diferenciamos varias especies. En un principio parecen todas iguales, pero fijándonos en tres aspectos podemos distinguir prácticamente todas las gaviotas que se mueven con asiduidad por el continente europeo.


Gaviota patiamarilla (Larus cachinnans)


Partiendo de la más común en las playas del norte ibérico, la gaviota patiamarilla diferenciamos las demás con los tres aspectos: cabeza, dorso y patas. Como sabemos, la gaviota patiamarilla tiene la cabeza blanca, el dorso de las alas gris claro y las patas, lógicamente amarillas. La argénta por contra, era la más común en estas playas; igual que la anterior pero con las patas rosas. 

Gaviota argéntea (Larus  argentatus)

Acertar el color de las patas, lo que en principio parece fácil, se puede hacer complicado cuando nadan, vuelan o cuando el color de las mismas es un tono muy pálido casi imperceptible. Si el día se vuelve oscuro, como ocurría allí normalmente, los colores son aún más ambiguos.
Con un tamaño mayor que las dos anteriores están el gavión y la gaviota sombría. Tienen el plumaje del dorso negro y las patas rosas y amarillas respectivamente.


Pareja de gavión atlántico(Larus marinus)


Gaviota sombría (Larus fuscus) izqda. y argéntea (Larus argentatus) dcha.


Como dijimos al principio de la descripción de las gaviotas, otra gran diferencia en estas aves es la cabeza. En los ejemplares que la lucen en verano de color oscura, diferenciamos tres cortes de plumaje negro-blanco: En el cogote la reidora , en la nuca la enana , y por detrás del cuello la cabecinegra.


Gaviota reidora (Larus ridibundus)

Por lo tanto, las gaviotas europeas podemos diferenciarlas a grosso modo por el dorso oscuro (Gavión y sombría) por la cabeza negra (enana, reidora y cabecinegra) y con el dorso claro (patiamarilla y argéntea); todas con sus diferencias dentro de cada subgrupo. Además otras gaviotas que no hemos tocado aquí son la cana y la tridáctila, ambas de ojos negros y la hiperbórea y groenlandesa, las dos de plumaje en el dorso gris claro pero sin los extremos negros. Esta pequeña manera de diferenciar gaviotas nos vale en los ejemplares adultos y especialmente en verano, ya que en invierno desaparecen ligeramente los tonos negros de la cabeza en aquellas que lo tienen. Los jóvenes e inmaduros son otro quebradero de cabeza que solucionamos fácilmente fijándonos en su compañía adulta.


Gaviota reidora (Larus ridibundus) inmadura


Gaviota argéntea (Larus argentatus) inmadura


Los ostreros fueron visitantes ocasionales de la orilla. A diferencia de otras especies, cuando se asustaban en vez de volar siguiendo el márgen del agua, desaparecían tierra adentro. De esta manera los encontramos visitando prados y jardines, de los que obtenían gusanos y complementaban su alimentación.


Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus)


Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus) con la comida en el pico


Como no podía ser de otra manera, los córvidos también rondaban la zona. Eso de merodear lugares en los que aparece cualquier tipo de desperdicio donde hincar el pico, es muy típico de estos pájaros. Almejas, mejillones, peces e incluso cuando hay suerte focas, forman parte del manjar que puede traer la marea tras un temporal.



Foca aparecida muerta y deteriorada en la orilla, probablemente  juvenil de moteada (Phoca vitulina)


Corneja cenicienta (Corvus cornix) alimentándose de almejas en la orilla


Es curiosa la formación que tienen estas playas. Desde la orilla el sustrato arenoso se encuentra muy poco inclinado hacia el mar y en varias ocasiones la pendiente se vuelve ascendente formando los denominados ´grund´. De esta manera hay mucha superficie con poca profundidad y en las elevaciones se forman cadenas de rocas aprovechadas por estas aves para descansar, secarse e incluso otear. En ellos se asentaban grupos de cormoranes, como mostramos al principio, y muchos viajeros que solo están de paso. Con la siguiente imagen del charrán común cortando el horizonte concluimos esta entrada y animamos a todos vosotros que le habéis dedicado unos minutos a leerla, a compartir vuestra opinión. Un saludo y hasta el siguiente post ´Bosques escandinavos´.


Charrán común (Sterna hirundo) sobrevolando los mares del norte

viernes, 30 de agosto de 2013

Un eslizón inesperado

Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la naturaleza es caprichosa y parece que juega con los naturalistas. Uno siempre pretende ver cada especie animal en su entorno más típico y característico, sin embargo, pocas veces nos ocurre esto, aunque cuando ocurre es realmente espectacular. Un corzo de gran cornamenta paseando por un viejo y musgoso robledal o un oso que sale de un gran hayedo, son escenas increíbles, pero antes de que ocurran nuestra cabeza ya está barajando dicha posibilidad mientras esperamos con nuestros prismáticos en posición. Pero ahora traemos una sorpresa que para nada esperábamos y que por ello sorprende y satisface tanto.
Caminando por las cercanías de pequeños arroyos escoltados por líneas de chopos que sortean pinares, nos apareció un eslizón que trataba de pasar desapercibido entre un viejo tronco podrido. A pesar de haber cursos de agua cercanos, es un ambiente bastante seco por lo que optamos por la idea de que fuera un eslizón ibérico (más propicio a este tipo de hábitat). Gracias a que el ejemplar colaboró con su tranquila estancia a las luces del atardecer, pudimos afinar la vista y descubrir que nuestra pequeña sorpresa tenía tres dedos en unas patas muy pequeñas y que apenas utilizaba cuando optaba por cambiar de sitio.
 
 
Eslizón tridáctilo (Chalcides striatus)
 
 
Estos tres dedos son la característica más fiable para reconocer esta especie, ya que el color o tono de las escamas puede parecer distinto según la luz que reciba. Incluso las  longitudes que varían tanto en función del individuo (edad, sexo...) puede llegar a confundir; por lo que evitamos una manipulación innecesaria.
 
 
Eslizón tridáctilo (Chalcides striatus) mostrando sus tres dedos
 
 
Descubrir nuevas especies enriquece los entornos y además nuestra capacidad fotográfica. No hablamos de la calidad o profesionalidad que se adquiere con el tiempo o el dinero, si no del conocimiento que se obtiene de una especie en cuestión. El eslizón tremendamente ágil, como cualquier reptil puede quedarse inmóvil al sol, hasta que decide que es el momento de escapar cuando desaparece en segundos. Para congelar el movimiento de este escamoso nos bastó con observar cómo reptaba y dónde buscaba cobijo.
 
Esperamos que os guste este aparente eslabón perdido entre los lagartos y las serpiente. Gracias por la visita y un saludo

martes, 16 de julio de 2013

Métodos de caza

En la naturaleza, hasta el más mínimo detalle es aprovechado por cualquier especie para sacar todo su potencial. En el mundo de los cazadores, las adaptaciones y cualidades individuales adquiridas por las especies para sorprender al acecho y dar muerte a la presa, marcan la diferencia con el resto de animales. Garras que penetran en la piel de la presa como cuchillos, un camuflaje perfecto para no ser descubierto hasta el último momento, o una velocidad extrema para matar en cuestión de segundos hacen que dos animales aparentemente semejantes puedan llegar a ser tan distintos si se les conoce en profundidad.
En la península ibérica hay muchos cazadores nocturnos, de entre los cuales destacan  los alados, y dos de ellos serán los protagonistas de esta entrada. Dos rapaces que en determinadas zonas donde pueblos ganaderos irrumpen en extensas masas forestales, llegan a convivir y hasta a compartir cocina. El cárabo y la lechuza, dos magníficos matadores de pequeños mamíferos, principalmente roedores. El plumaje pone nombre a cada uno haciéndolos inconfundibles, pero también, como veremos a continuación, su forma de ganarse la cena los diferencia.
Empezaremos con el cárabo, ese búho forestal de ojos negros y plumaje críptico.


Cárabo común (Strix aluco) sobre un posadero habitual buscando alimento

 
Pocas veces lo veremos en posaderos bajos, suele esperar paciente en lo alto de árboles de gran porte, altas torres, tejados, cables... Por ello su observación también se hace más  complicada. Su arma fuerte es la vista, una vista tan potente que le permite detectar su presa desde las ramas más altas para posteriormente caer sobre ella como una mortífera sombra. Es más que conocido que esta especie es capaz de volar en la más absoluta oscuridad, pudiendo visualizar y esquivar cualquier objeto.

A diferencia, la vista de la lechuza es relativamente buena, mejor que la nuestra, pero más pobre que la del cárabo, su campo de visión está limitado a unos 110 º. Para sobreponerse a esta limitación es capaz de girar el cuello unos 270 º, lo que le permite cubrir todo el campo. Pero el arma secreta que le permite cazar con tanta efectividad es el oído. A menudo localiza las presas gracias a los sensibles pabellones auditivos que tiene alojados en el interior de los discos faciales. Estos actúan como auténticos conos amplificando enormemente los sonidos. Por ello, sus posaderos más frecuentados son los postes bajos, con especial predilección por los típicos cercos de palos y alambrada que delimitan los campos.
 
 
Lechuza común (Tyto alba) en su típico posadero controlando los campos
 
 
Una curiosidad que hemos podido destacar en ambas especies son sus "noches de abundancia".
En base a lecturas de grandes naturalistas británicos conocedores de la especie y nuestras propias estadísticas de observaciones de campo, llegamos a la conclusión de que hay días idóneos de caza para cada especie. Por lo general los días sin viento son los mejores sin lugar a dudas, ya que este entorpece tanto en ruido como en movimientos falsos de la vegetación. Por otra parte, mientras a los cárabos no les afectan tanto las nubes, la lechuza parece preferir los días en los que la brillante luna no desvela su posición. A estos dos factores podemos añadirles positivamente la humedad y las altas temperaturas, pues aumentan la actividad de los pequeños mamíferos e insectos.
Para concluir este post, cabe destacar que ambas especies las hemos estado observando en la misma zona y que los dos ejemplares que mostramos en sendas fotografías utilizaron los mismos campos para alimentarse.
 
Esperamos haber despertado algo de admiración por estos maestros de la caza en las tinieblas, o simplemente haber podido aportar alguna curiosidad a los seguidores del blog. Un saludo a todos

sábado, 22 de junio de 2013

Herpetos de temporada

Los días primaverales de buena temperatura, junto con los primeros del verano, son una fantástica ocasión para salir a buscar anfibios y reptiles en el norte de la península.


Juvenil de lución (Anguis fragilis)


Dependiendo de lo que queramos observar o fotografiar, deberemos ceñirnos siempre a un hábitat y a un momento concreto, unido a unas condiciones meteorológicas y épocas determinadas. Para ello, como ocurre siempre con la fauna en general, el conocimiento de las costumbres y biología del animal se hace necesario si no se quiere ir dando palos de ciego. Por ejemplo, si queremos disfrutar de las culebrillas ciegas, no tenemos más remedio que mirar debajo de las piedras ya que estas desarrollan la mayor parte de su actividad bajo tierra. Son más típicas por el sur peninsular, encontrándose prácticamente en el territorio del país donde no hay luciones. Al finalizar la observación hay que volver a dejar todo como estaba en un principio, es decir, colocar la roca tal y como la encontramos y evitar que el animal huya a sitios desprotegidos por el acoso. Hay veces que los animales sufren verdadero estrés por una manipulación innecesaria para conseguir una composición de cuadro, desprestigiando la situación natural del bicho.


Culebrilla ciega (Blanus cinereus)


Los muros de piedra, unidos a la densa vegetación rastrera proporcionan seguridad y alimento necesario para el lagarto verdinegro. Aunque también pueden ser fácilmente localizables en lugares húmedos y umbríos como los bosques de ribera. Los primeros días del año en que calienta el sol son recibidos por los lagartos que aparecen desprotegidos allí donde den sus rayos.


Lagarto verdinegro (Lacerta Schreiberi)


Durante la época nupcial, los machos exhiben unos espectaculares tonos azulados en los laterales de la cabeza con los que intentarán impresionar y atraer a las féminas.

Se podría decir a modo de regla general, que la observación de reptiles se centra durante las horas de luz. Cuando los días no son muy calurosos pueden estar activos durante gran parte del día, termorregulando su cuerpo y alimentándose. Mientras que en jornadas con temperaturas muy elevadas, como ocurre en pleno verano, su actividad se centra más en las mañanas y las tardes, evitando las horas centrales del día.

Sin embargo, para la observación de anfibios, la noche se convierte en el mejor aliado del naturalista. La necesidad constante de mantener su piel húmeda, hace que su patrón de actividad sea principalmente nocturno. Una vez que la luna asoma por el horizonte, los sapos corredores salen de sus aguardos para comenzar su jornada. Durante la época nupcial, los machos intentarán atraer a las hembras con sus característicos cantos.


Sapo corredor (Epidalea calamita) en las proximidades de las charcas.


Un paseo por el campo, en busca de charcas o pequeños remansos de agua, bajo la luz de las estrellas en una jornada con cierta humedad y una temperatura suave es sinónimo de grandes posibilidades de éxito, herpetológicamente hablando.

Sin embargo, hay algunas ocasiones en que se dejan ver bajo la luz del día. En jornadas de temperaturas frescas con cierta humedad, algunos sapos comunes se animan a salir a primeras horas del día de sus charcas o remansos de agua aledaños para ir en buscar de algunos saltamontes o escarabajos, los cuales están menos activos durante las primeras horas de la mañana.


Sapo común (Bufo bufo).


Estos pequeños animales de pieles húmedas o escamadas no son los más admirados ni buscados, pero son parte de nuestra fauna e igual de interesantes y admirables. Un saludo a todos

miércoles, 5 de junio de 2013

Infinita Tierra de Campos

Al igual que muchos otros parajes inhóspitos, sigue siendo increíble contemplar el desarrollo de la fauna por las largas mesetas castellanas. Si bien encontrar un animal por los ricos bosques del norte es difícil, deleitarse con la presencia de cualquier bicho en estas abiertas tierras es para darse con un canto en los dientes. Prácticamente estas comarcas están formadas por llanuras aprovechadas por el cultivo y algún que otro pinar ahí donde no entran los tractores. 

Con un clima de extremos, denominado mediterráneo continental, los inviernos soportan fríos vientos norteños y nevadas, mientras el verano se hace pesado con un calor seco y constante. Por lo tanto, para encontrar alguna sorpresa hay que recurrir a las cercanías de masas de agua y a los días de explendor primaveral. 


 Cigüeñuela común (Himantopus himantopus)

 
Avefría (Vallenus vallenus) en su ambiente

Esta temporada del año ha sido especialmente lluviosa, lo que ha favorecido la formación de grandes masas de agua en los sustratos menos permeables. Muchas de las aves acuáticas y no tan acuáticas han aprovechado esta enorme oportunidad para obtener el sustento de alimento necesario para abordar las diferentes necesidades biológicas, como la parada nupcial y la consiguiente cría y cuidado de la prole.


Pareja de tarro blanco (Tadorna tadorna)


Archibebe común (Tringa totanus) sobre los campos inundados

 
En cuanto cambia el terreno, los charcos y lagunas van disminuyendo, dando paso a enormes campos de cultivo en el cual otras especies obtienen su fuente de alimento. En el caso de los cernícalo primilla, los ortópteros son su presa favorita, los cuales abundan en las cercanías de los pueblos y en los campos en barbecho.


Cernícalo primilla (Falco naumanni)


Las diferentes elevaciones del terreno ofrecen posaderos para algunas rapaces. Esta calzada, eligió un antiguo muro de barro como atalaya, desde la cual podía controlar los conejos que se movían al otro lado.


Águila calzada (Hieraaetus pennatus)

 
Por estas zonas hay dos grupos de animales predominantes. Los pequeños mamíferos como los conejos o los roedores, encuentran en estos campos refugio y alimento para desarrollarse y vivir. Los segundos, las aves rapaces, son atraídos por la abundancia de los primeros, necesarios para su subsistencia. Donde hay cultivos, hay roedores y donde hay roedores, ahí están las aves de grandes garras a la rapiña de cualquier despiste de los lugareños, los micromamíferos.
Gracias por pasar, un saludo.