Cobijo Camijanes

Tu espacio de fauna en su estado y hábitat natural

domingo, 26 de mayo de 2013

Oso pardo: Making off + reflexión personal

Después de esta serie de entradas, no queríamos dejar pasar la oportunidad de mostraros brevemente como se han realizado las tomas, el equipo y en definitiva, señalar las condiciones en las que estuvimos disfrutando de esta maravillosa especie.


 
Oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) bebiendo de los deshielos que bajan por las canales.
(f 1.8, v1/25, ISO 1600)


Como ya hemos mencionado anteriormente, la técnica que hemos utilizado ha sido el digiscoping afocal. Esto significa acoplar una cámara (puede ser compacta o reflex) al ocular del telescopio mediante un adaptador. En nuestra opinión, se trata de una disciplina fotográfica bastante tediosa por diversos factores, pero el que marca la diferencia es la falta de luz, debido a la superposición de lentes. Es la principal desventaja ya que a las horas de actividad animal (amanecer y atardecer), la luz de por si es escasa, por lo que se está limitado a utilizar velocidades de disparo bajas e iso alto, con el resultado de unas imágenes no demasiado nítidas. A esto también hay que añadirle una baja profundidad de campo.
 

Técnica del digidcoping afocal con reflex
 

Pero todo esto es relativo y depende de los intereses de cada uno. Para nosotros, las ventajas superan con creces a las desventajas, permitiendo la toma de imágenes de una calidad aceptable a una distancia entre 1 y 2 Km (cuando se trata de grandes mamíferos). Esta técnica, se puede considerar la menos intrusiva (dentro de la fotografía de la naturaleza), permitiendo mantener la distancia con cualquier especie y no tener la necesidad de estar al lado del animal. Todo esto se traduce en una técnica sumamente respetuosa con cualquier especie, sin interferir para nada en su ciclo de vida y lograr un avistamiento discreto y natural.

 
 

Oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) subadulto. (f 2, v1/60, ISO 800)

 
El tener éxito con esta, como con cualquier otra especie escasa, se basa exclusivamente en el conocimiento de la biología, y etología. Con éxito nos referimos a lograr un avistamiento limpio, es decir, causando el mínimo de los problemas. Hay gente que pretende ir a fotografiar un oso o un lince con un i phone, solo por el mero echo de subirlas al facebook y ser el más popular de la clase o grupo de amigos, sin tener en cuenta los efectos que pueda llegar a producir su inconsciente acercamiento.

Con esta serie de entradas no queremos tentar a nadie a ir en busca del oso, pues el fracaso de encontrarlo es muy posible y la posibilidad de interferir en el ecosistema muy probable. Sólo queremos mostrar una manera respetuosa de hacerlo y recalcar lo que en realidad supone. No es estar sentado en una silla de camping en el arcén de la carretera a la espera de que alguien te encuentre al bicho y tu solo te preocupes de afotarlo, tampoco es ir en 4*4 o quad hasta la pista más cercana provocando un ruido espantoso. Siempre hay excepciones, pero parece que se abusa demasiado. Las auténticas salidas oseras requieren largas esperas y largas pateadas por la montaña; se pasa frío, calor, sudas, te mojas, te cansas, duermes poco y comes mal. Es decir, lo tienes que vivir y sentir de verdad, porque las recompensas son muy pocas, más bien escasas y las veces que te vas de vacío, la gran mayoría. Nosotros por lo menos lo creemos y lo vivimos así. Si logramos un avistamiento, ya puede echársenos la noche encima.

Las noches de primavera son cortas y cuando estás en mitad de la montaña con el pueblo más cercano a 6 Km, la mejor opción es sacar el saco y la esterilla en el mismo lugar donde se hizo la última espera, para poder continuar por la mañana.


Fría noche al raso


Entre otras cosas, queríamos recordar una vez más que siempre que se quiera ver especies en peligro, (ya sea osos, linces, lobos o águilas imperiales), la responsabilidad, sentido común y respeto a la naturaleza son aspectos fundamentales a seguir. Puede sonar de cajón, pero siempre hay una minoría que parecen no entenderlo: gritando, dejando basura o entrando en zonas no permitidas. A los que nos gusta fotografiar fauna salvaje, también conviene recordarnos que más vale una mala foto de lejos sin agobiar al animal, que una buena imagen más cercana estorbando y pudiendo producir efectos negativos hacia la especie, como desplazamientos del territorio.

Personalmente pensamos que en este país tan humanizado e industrializado, el oso pardo junto a muchas otras especies juegan un papel fundamental en la conservación de los ecosistemas, pues protegiendo a estos animales se consigue preservar todo un entorno. Además, siendo un animal de esas dimensiones, tan enigmático e imponente , mantiene encendida esa chispa de salvajismo que prácticamente hemos perdido. El saber que por nuestros montes todavía vagan animales que tanto hemos temido en la antigüedad y tantas leyendas han creado, hace permanecer la magia y el misterio de nuestros montes activos. Y así debe seguir siendo durante mucho tiempo.
Muchas gracias a todos por visitarnos y comentarnos. Esperemos que hayáis disfrutado.
Un saludo
 

A veces, pese a lo cortas que son las noches, se hacen muy largas y da tiempo a jugar con la cámara

 

lunes, 13 de mayo de 2013

El celo del oso pardo cantábrico, un amor de gigantes

El inicio del buen tiempo, los deshielos y el brotar de las hayas, robles y abedules marcan el comienzo de una etapa crucial para esta especie. Los días pasan, y las diferentes familias compuestas por las osas y sus respectivos oseznos de segundo año, llegan a sus últimos momentos en compañía. La presencia de grandes machos por la zona va a ser la causa fundamental de la separación del lazo familiar madre-hijo. Cuando el momento llegue, la osa se unirá a su acompañante para pasar unos cuantos días de amor osero, mientras la vida en compañía se prolongará al menos un año más para aquellos esbardos que tengan la suerte de contar con algún hermano.
Los machos más grandes suelen ser los que tienen la oportunidad de copular más veces y con mayor número de hembras, algunos de ellos son tan grandes y corpulentos que con su mera presencia, evitan cualquier tipo de competencia.


Macho de oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) de gran tamaño

Aunque la corpulencia masculina normalmente sea calramente mayor, incluso cuando la diferencia de pesos es más que notable, la batuta casi siempre la llevará la hembra. Él irá detrás de ella vaya donde vaya. Ella será la que decida cuando parar a comer, cuando es tiempo de caricias o juegos y cuando toca copular. La historia suele suceder de la siguiente manera: primeramente el macho busca olfativamente a la hembra. Justo después de encontrarla comienza a olisquearla para comprobar la receptividad de esta. Por último, ella toma la decisión de ir a otra parte, con la consecuencia de que él la seguirá hasta que consiga su único fin.

Pero como en muchos otros campos, no se puede generalizar ni existen reglas exactas. Hay ocasiones en que las hembras son las que van detrás de los machos; no es un comportamiento frecuente y son pocas las veces que se tiene el privilegio de observar. En una ocasión logramos grabar cómo una hembra no muy grande sigue los pasos del macho hasta conseguir que el oso copule con ella. El oso, al verse perseguido por ella, aprovecha para llamar la atención y marcar el territorio de una forma obsesiva. La joven osa imita al gran mamífero que tiene delante y sigue sus pasos a una distancia prudencial, frota los árboles, se encama a su vera... Hasta que las barreras se rompen; ella se acerca de más y el experimentado plantígrado capta la indirecta. Es entonces cuando él coje la sarten por el mango, y a ella eso no parece hacerle gracia...



Celo del oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus)

 Ver el video con su máxima calidad: previamente, pinchar Youtube (abajo-dcha.) y una vez dentro engranaje (abajo-dcha.) para seleccionar 1080HD. Después en su caso, ampliar


Dado que las osas no entran en celo mientras tengan una camada que cuidar, y esto suele llevar un año y medio, puede darse el caso en el que se cree un brutal enfrentamiento por la vida de los pequeños. Por su parte, el macho buscará la provocación del celo de una osa. Si para ello tiene que deshacerse de las crías, el oso encelado puede llegar en un caso extremo a matarlas. La tarea de la osa, como la de cualquier madre, será proteger por encima de todo a esos a los que ha dedicado tanto tiempo. Se encarará al macho si es necesario e intentará esconder o mantener a salvo a unos osos que después del altercado han podido perder el contacto para siempre con su madre.


Oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) en búsqueda de osas receptivas


Ver a dos de estos grandes mamíferos campeando juntos es algo increíble...
La etapa del celo podría describirse con una palabra: Nerviosismo. Es el momento de la vida del oso, ese animal que suele vagar con indiferencia, donde las pulsaciones se aceleran y las hormonas se disparan.

Cópula de oso pardo cantábrico (Ursus arctos cantabricus) al alba


Para nosotros ha sido impactante haber sido testigos de estos instantes de máxima actividad de la especie. Esperamos al menos haber transmitido un poco de la magia que invade la Cordillera Cantábrica.
Muchas gracias a todos por visitar el blog. Un saludo.